En los primeros días de marzo, el intendente Martín Yeza adelantó que este año el municipio destinará casi 300 millones en reparación y mantenimiento de calles. De ese total, se invertiría 198 millones -proveniente del fondo de infraestructura de la Provincia- en la pavimentación y arreglo de asfalto en distintos sectores del partido.
La directora de Planificación de Espacios Públicos, Ana Bertani, afirmó que en una primera etapa las intervenciones se realizarán en los sectores “más conflictivos o más rotos”. “Nosotros estábamos manejando un plan de repavimentación que era bastante más ambicioso, pero después te tenés que ajustar al presupuesto”, acotó.
En primer lugar, el plan prevé trabajos de bacheos en el sector de la rotonda de avenida Víctor Hugo y avenida La Plata. El año pasado ya se habían realizado obras en el lugar para ordenar el tránsito en la entrada y salida a la estación de servicio.
Por otro lado, se llevarán a cabo intervenciones en las calles -sobre todo en las esquinas- del barrio San José. “Hay muchas esquinas que están muy rotas; por ahí lo que es la traza completa de la calle está bastante bien, pero se han generado muchos baches en esquinas”, señaló Bertani.
También se construirá asfalto nuevo en la zona norte de la avenida Shaw, uno de los sectores más deteriorados del partido. “Llegando casi a la Herradura nos ha pasado que se ha levantado todo el asfalto por las raíces; entonces todo ese sector hay que hacerlo nuevo porque el problema viene bastante profundo”, puntualizó arquitecta.
Según la funcionaria, hay sectores del centro que “no justifican” una intervención total ya que con “un recapado se soluciona”. “Con un fresado y un recapado quedan perfectos, entonces no es necesario, eso sería malgastar el dinero”, sintetizó.
Transporte pesado
La directora de Planificación de Espacios Públicos aseguró que, en general, los asfaltos ya están previstos para el tránsito pesado. Sin embargo, explicó que, a raíz del “fenómeno de la construcción” que se registró en los últimos años en Pinamar, los asfaltos “que de por sí tienen 25 o 30 años” sufrieron un impacto mayor al esperado.
“Muchas ciudades no tienen este tipo de tránsito pesado desde marzo a diciembre. Acá nos sucede que tenemos camiones pasando prácticamente 8 horas por día. Son camiones que llevan el hormigón, el ladrillo, el hierro, todo. Entonces este asfalto sufre más que en una ciudad que no está sujeta a esta cuestión”, indicó.
La arquitecta también remarcó que la ciudad carece de calles alternativa para trasladar materiales. “Para llegar al norte, donde hay una gran cantidad de obras, todo el material que va ahí se traslada por Shaw. Obviamente, jamás se nos ocurriría prohibirlos ni limitarlos”, expresó.