En los años posteriores había de recordarse el momento exacto en el que se inició la historia. Hace 44 añosuna diferenciacon General Madariagaaceleróun proceso de casi unadécadaysentencióla autonomíaadministrativade Pinamar y Villa Gesell. En todo este tiempo, una construcción sólida de autonomía, idiosincrasia e historia propia.
La municipalidad de General Madariaga, cabecera administrativa, había sancionado en enero de 1977 una ordenanza que suspendía por varios meses las obras civiles en Gesell. La medida causó rechazo y, aunque generó protestas pocos masivas, llamó la atención de las autoridades militares, que el aquel entonces gobernaban el país.
Las diferencias habían iniciado en el comienzo de los ‘70s a medida que el turismo argentino se inclinaba por los destinos de playa. En cambio, los intereses de General Madariaga apuntaban al campo. “Es muy difícil que mentalidades tan dispares se pongan de acuerdo”, observó en ese momento el gobierno de facto.
Con un informe realizado por la policía de la época, describió: “La gente de Madariaga vive fundamentalmente del campo, pertenece a familias antiguas de la zona, tiene costumbres muy acendradas y vive en una ciudad cuya población y edificación no ha crecido apreciablemente”.
Por otro lado, aseguró que la población de Pinamar y Villa Gesell “proviene de muchos lugares, tanto del país como del extranjero, viven en una ciudad que ellos mismos han hecho, cuya población y edificación crecen permanentemente, y se adaptan al cambio que la época impone”.
En ese contexto -y como respuesta-, el 11 de abril de 1978 el gobernador Ibérico Saint Jean promulgó el decreto provincial que declaró Municipio Urbano a Villa Gesell y Pinamar. También afectó al corredor San Clemente-Punta Médanos, hasta ese entonces administrado por el Partido de General Lavalle. La medidareciéntomó efecto el 1 de julio de 1978.
Un rejunte de esperanzas
“Dependíamos de Madariaga, pero Pinamar lo quería. Yo creo que estuvo bueno, pese a que los de Madariaga se enojaron mucho. Era una forma de tener autonomía y realmente la idiosincrasia de cada lugar”, recordó GracielaScandizzo, una de las primeras pobladoras de Pinamar.
“Nosotros acá somos un rejunte. Somos el rejunte de gente que vino con deseos, buscando la playa y el mar, y la esperanza de crecer en familia, con amigos y económicamente”, sintetizó.
Pese a que recién la primera intendencia democrática se plasmó en 1983, Scandizzo aseguró que los intendentes que gobernaban Pinamar tenían poca relación con los gobiernos de facto. “Estaba Luis Tiramonti, quien no era gente peligrosa ni extremista. Era gente de pueblo que venía a administrar”, señaló.
“Era todo lento y se veía poca inversión. La única inversión que hizo Efraím Ledezma como intendente fue la Escuela N°4 en de Valeria”, resumió. Con el regreso de la democracia, el pueblo de cinco mil habitantes eligió a PedroCaporale como su primer intendente, y la historia democrática de Pinamar empezó a caminar.