Muchos años antes de la declaración de autonomía administrativa de General Madariaga, una decena de pioneros ya se habían encaminado en poblar un territorio rústico de pinos y médanos. A los largo de décadas, se había iniciado un proceso de construcción que concluyó con un municipio autónomo con una identidad propia.
En el día de su 44 aniversario, Graciela Scandizzo, una de las pioneras de Pinamar, recordó el momento en el que se declaró “la independencia” del Municipio Urbano, el 1 de julio de 1978. El país era gobernado por la Dictadura Militar, que dos años antes había derrocado al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón.
“Dependíamos de Madariaga, pero Pinamar lo quería. Yo creo que estuvo bueno, pese a que los de Madariaga se enojaron mucho. Era una forma de tener autonomía y realmente la idiosincrasia de cada lugar”, afirmó.
“Nosotros acá somos un rejunte. Somos el rejunte de gente que vino con deseos, buscando la playa y el mar, y la esperanza de crecer en familia, con amigos y económicamente”, reflexionó.
En ese año, Pinamar sólo tenía 4.000 habitantes y aumentaría a 5.000, cinco años después. “Éramos muy pocos; nos conocíamos todos”, recordó.
Pese a que recién la primera intendencia democrática se plasmó en 1983, con la elección de Pedro Actis Caporale, Scandizzo aseguró que los intendentes impuestos por la dictadura tenían poca relación con el gobierno de facto. “Estaba Luis Tiramonti, quien no era gente peligrosa ni extremista. Era gente de pueblo que sólo venía a administrar”, afirmó.
En aquellos años, las gestiones como nuevo municipio autónomo resultaban más complicadas: los dirigentes debía viajar a La Plata en medio de violentas movilizaciones “Era todo lento y se veía poca inversión. La única inversión que hizo Efraím Ledezma como intendente fue la Escuela N°4 en de Valeria”, resumió.
Con el tiempo, Scandizzo entendió que la independencia administrativa “era necesaria”. “La diferencia de idiosincrasia son muy notorias”, concluyó.