¿Cómo fue el momento en el que comenzaste con la música?
– Cuando empecé con la música no fue algo para decir ‘yo quiero ser músico’. Primero agarraba la guitarra, escuchando clásicos del rock y, la verdad, usaba la guitarra como batería: le daba golpes a una guitarra para simular una batería.
Un día mi viejo me dijo que vaya a estudiar guitarra. Entonces empecé a estudiar sólo como un hobby, para probar a ver qué onda, para matar un poco el tiempo. Yo empecé a los 7 años, desde chico que me interesó, pero no tuvo una proyección para ser músico en el futuro; fue algo en el momento y quedó.
-¿Influyó entonces el contexto o acompañamiento de la familia?
-Yo creo que sí. No es algo que me quisieron inculcar. Si bien mi viejo toca el bajo, mi abuelo tocaba la guitarra, no fue que por tradición de familiar yo debía ser músico. Estaban las cosas ahí, estaba la guitarra en casa, pero yo solo lo fui descubriendo y así lo mantuve hasta el día de hoy.
-¿Cómo llegaron a la decisión de armar una banda?
-Llegó 5 o 6 años después. Una vez que comencé a tocar, mi hermana (Camila) se sumó cantando, y después ella empezó a tocar el bajo. Comenzamos a subir videos a YouTube, armamos una cuenta que llevaba el nombre de La Distorsión de los Chicos.
Después estuvimos en Instagram. Empezamos a subir videos ahí hasta que se nos dio el primer escenario el 2 de octubre de 2021 en El Piberío se Expresa. Y desde ahí se nos fueron abriendo los escenarios.
Fue algo muy lindo, recuerdo que en pandemia hacíamos vivos todos los domingos a las 9 de la noche. Por eso cuando llegamos al escenario ya no había tanto miedo a exponerse. Subirse al escenario causaba diferentes sensaciones, pero estaba bastante aparejado por la experiencia de la pandemia.
-¿Estás conforme con todo este proceso que atravesaste?
-Hay cosas para modificar todavía, pero hay tiempo. Todavía seguimos aprendiendo, incluso con Ciro que fue la última incorporación a la banda. Cuando tenés a un chico de 15 años al mando de una banda, que tiene a una bajista de 13 y un baterista de 7, obviamente el aprendizaje está todos los días.
Estoy conforme con lo que hacemos para la edad que tenemos los tres, para el género que estamos haciendo y para la altura en la que estamos hoy en día. Es un orgullo que a nuestra banda se la compare con bandas que tienen mucho recorrido en Pinamar. Estoy completamente conforme y muy emocionado con lo que va a venir.
-¿Hoy te sentís músico?
-Sí, porque aunque no sé hasta dónde está la barrera en que uno dice que es músico o no, yo creo que una vez que subiste a tu primer escenario y tenés recorrido ya pasás a serlo quieras o no. Ser músico se busca; a veces se presenta la puerta, pero vos la abrís o no. A mí se me presentó, la abrí y hoy en día me considero músico. Se me fueron dando las oportunidades, las tomé y quise llegar a ser esto. Nunca me lo plantee, pero cuando se me presentó lo descubrí y abrí la puerta.
-¿Qué te pasa cuando subís a un escenario y hacés música?
-Cuando estoy arriba del escenario soy yo. No hay otra cosa que me venga mejor; no siento miedo, no tengo pánico. Si tenemos un problema en vivo, la seguís remando, estoy muy tranquilo. Es como que todo es más fácil, te divertís de una manera increíble y transmitís eso.
El ser músico también es transmitir. El camino, el objetivo del artista es ese. Una vez que transmitís algo con el arte ahí te considerás artista o músico.
¿Qué esperás de la música?
Siempre nos ponemos a pensar en la proyección, sobre el día de mañana de la banda. Como fue el años pasado, este 2023 tenemos mucho por delante. Estamos planificando mucho a futuro y ojalá que se dé. Obviamente, es como todo: uno puede proyectar lo que quiera, pero si en algún momento ya no divierte o ya no se disfruta no se si va a dar para más. Lo vamos a hacer hasta que dejemos de disfrutarlo.