El 30 de octubre de 1983 marcó un antes y un después en la historia de Pinamar. Por primera vez, los vecinos pudieron elegir libremente a sus autoridades municipales, dando fin a años de intervención de facto y consolidando la institucionalidad democrática en un distrito que había sido creado durante la última dictadura. En aquellos comicios, Juan Pedro Actis Caporale, candidato de la Unión Cívica Radical, se impuso en las urnas y se convirtió en el primer jefe comunal electo por voto popular en la historia local.
El 10 de diciembre de ese año, Actis Caporale asumió su mandato, coincidiendo con la asunción de Raúl Alfonsín en la Presidencia de la Nación. Su gestión se extendió hasta 1987, período en el que debió afrontar el desafío de levantar un municipio prácticamente desde cero, en un contexto de reconstrucción democrática y crisis económica.
Pinamar, con unos 5.000 habitantes en aquel entonces, apenas contaba con los servicios básicos esenciales. “En 1983 estaba todo por hacerse”, recuerdan algunos vecinos. La administración de Actis Caporale debió organizar la estructura institucional del nuevo municipio, crear áreas de gobierno, promover la participación ciudadana y garantizar los primeros servicios públicos.
El desafío de construir un municipio
Hasta ese momento, no existían ni Concejo Deliberante ni Consejo Escolar electos. Las decisiones locales provenían de funcionarios designados por el régimen militar. La llegada de Don Pedro significó el inicio de una etapa de autonomía real, con la formación de equipos técnicos y la puesta en marcha de políticas públicas de alcance comunitario.
Con un pequeño grupo de colaboradores, el intendente se propuso dotar a Pinamar de una administración eficiente y cercana a la gente. Su prioridad fue sentar las bases de una gestión transparente, participativa y orientada al desarrollo local.

Educación, infancia y obras básicas
Durante su gobierno se crearon instituciones que aún perduran. En el ámbito educativo, se inauguró la Escuela Primaria N° 2 de Ostende, una de las primeras fundadas tras la autonomía, que amplió la oferta escolar en la zona sur del partido.
También se estableció el primer jardín maternal municipal, conocido como “Mamá Sirenita”, destinado al cuidado de niños de 45 días a 3 años. Esta iniciativa, pionera en la región, permitió a muchas madres insertarse laboralmente y representó un avance significativo en materia de derechos de la primera infancia.
En materia de infraestructura, se desarrollaron trabajos elementales como la apertura y mejora de calles, la ampliación de la red de agua corriente y la instalación de alumbrado público. Eran los primeros pasos hacia un sistema urbano organizado que facilitara la expansión futura de la ciudad.
Un legado de honestidad y democracia
El período 1983-1987 transcurrió en un país que todavía buscaba estabilidad. Pese a las dificultades económicas y las tensiones políticas de la época, la gestión de Actis Caporale dejó un legado fundacional: la construcción institucional de un municipio que comenzaba a escribir su propia historia democrática.
Su figura se consolidó como ejemplo de honestidad, sencillez y vocación de servicio. Vecinos y dirigentes lo recuerdan como “el mejor intendente que tuvo Pinamar”, capaz de interpretar las necesidades del pueblo con sensibilidad y compromiso.
Homenaje a un pionero
Al cumplirse 35 años de su asunción, el Concejo Deliberante decidió rendirle homenaje. En 2018, una plaza del Barrio San José pasó a llamarse “Intendente Juan Pedro Actis Caporale”, en reconocimiento a su aporte a la vida institucional pinamarense. La sede local de la UCR también lleva su nombre.
Hoy, su legado continúa vivo en la memoria colectiva y en las bases administrativas y sociales que ayudó a construir. Juan Pedro “Don Pedro” Actis Caporale no solo fue el primer intendente democrático de Pinamar: fue el hombre que, con trabajo y humildad, puso en marcha el sueño de una comunidad autónoma, libre y participativa.



