Los casos de usurpación u ocupación ilegal de terrenos se posicionan, habitualmente, entre las principales preocupaciones de vecinos. A raíz de ello también ganan espacio en la agenda política de intendentes, pero las posibles soluciones varían. En los municipios de la costa atlántica es una práctica recurrente y, entre ellos, Pinamar se destaca por su particular metodología.
En una breve entrevista a Contexto, el responsable de la Subsecretaría de Vivienda y Hábitat, Fernando Ávila, repasa su gestión al frente de una fuerte política anti usurpación que adoptó el intendente Martín Yeza desde el comienzo de su mandato.
– ¿Cómo fue estar al frente de la política contra las usurpaciones en dos gestiones?
-Se fue dando algo que el municipio no estaba preparado, y que la mayoría de los municipios de la provincia de Buenos Aires no atacan, que es la usurpación. Esto es un delito y generalmente va por la vía judicial. Las municipalidades generalmente no toman acción en contra de esto, pero nos parecía pertinente que el municipio se involucre con las herramientas que tiene.
Hay herramientas legales que te permiten combatir las usurpaciones cuando alguien quiere construir en terreno que no es propio. A pesar de que la usurpación es un delito y la municipalidad no podría restar ni hacer nada en ese caso, sí puede no permitir que construyan: nosotros regulamos lo que es la obra, la construcción.
Alguien que quiere construir, sea dueño o no, tiene que presentar planos en la municipalidad y así en adelante poder avanzar. Si así no lo hiciese porque no es titular, entonces no le toman los planos.
Lo que hacíamos era tratar de persuadir generalmente a los que querían llevar a cabo este tipo de acciones, contactar a los titulares reales y en caso de que insistieran, hemos terminado con demoliciones. Obviamente, con apoyo de muchas áreas de la municipalidad, Servicios Urbanos con las máquinas, seguridad con apoyo de Guardia Urbana y con la policía misma que asistía para cuidarnos.
-Imagino que la puesta en práctica al comienzo generó mayor dificultad.
-Sí, una anécdota que tenemos en el área es que el 11 de diciembre del 2015, o sea al día siguiente de haber tomado funciones, hay un intento de usurpación de una manzana completa. La municipalidad era titular y tuvimos que actuar inmediatamente con la policía, con apoyo de Guardia Urbana y ese creo que fue el puntapié inicial.
El primer día de gestión ya estábamos frenando usurpaciones de propiedades de la municipalidad, que es de todos los vecinos. De ahí en más empezamos a generar protocolos para actuar en las futuras usurpaciones también en terrenos privados.
–¿Cómo ha sido la gestación de esta política y la determinación de llevarla a cabo?
-Es una decisión que se toma obviamente desde la cabeza del municipio hacia abajo, tomarlo como una política de Estado. Pinamar tiene que dar ese mensaje; creo que lo dio más fuerte que ningún otro municipio: en Pinamar no se permiten las usurpaciones, también por el contexto. Es un municipio turístico que no solamente vive de los dos o tres meses que tenemos de verano, sino que además de las inversiones durante el año.
Para asegurarnos las inversiones teníamos que asegurarle la propiedad privada a quien iba a invertir. Hay que garantizarle el derecho a la propiedad privada y protegerla. Esto fue una decisión del Gobierno en conjunto, las distintas áreas con el Intendente: esto en Pinamar no se permite.
–¿Las estadísticas qué indican?
-Hubo un decrecimiento en cuanto a los intentos de usurpación y de construcción en terreno que no eran propio. Previo la construcción hay estafas de gente que compra con buenas intenciones y gente que no, que sabe que está comprando mal. En eso no solamente se gasta dinero en esta compra de un terreno que es barato, mal comprado, sino que además se pierden los materiales. Habrán visto los videos donde se tiran casas que están casi completas, donde se invirtió muchísimo dinero a sacrificio. La municipalidad, a pesar de eso, igualmente acciona como tiene que accionar y demuele todo.
Pasa que la gente, antes de hacerlo lo piensa dos veces. No solamente genera a veces un antecedente, inclusive penal, porque hemos hecho hasta denuncias penales en casos que así lo ameritaban, sino que además han perdido toda su inversión.
–¿Qué recomendaciones brindan ante estas situaciones?
-Hay mucha gente que viva que quiere hacerse de terrenos que no son propios. Las recomendaciones son trabajar con una inmobiliaria, que hay un martillero que es responsable y que entiende cuando una propiedad está con los papeles en orden: está la escritura, inscripto en el registro de la propiedad de muebles, hacer la cuenta en una escribanía. Las escribanías siempre piden todo y se hacen responsables de lo que es una compra-venta.
Nosotros también tuvimos y pusimos a disposición la Subsecretaría de Vivienda. Si alguien si quiere acercar, lo puede hacer. Nosotros podemos pedir informes de dominio porque hicimos un convenio con el registro de la propiedad de muebles de la Provincia, en el cual damos una respuesta si la compra viene bien o no, antes de gastar a veces los ahorros de una vida.
– ¿Estás conforme con estos años de gestión?
-Estoy muy satisfecho en lo personal, no solo por mí sino por toda la gente que trabaja acá en el área. Entiendo que no solamente me capacité en forma personal, sino que capacité un área y esto genera que se convierta en una política de Estado. El día de mañana yo no voy a estar, pero esta oficina puede seguir trabajando tranquilamente y creo que es el legado más importante: no solamente hacer algo, sino hacer algo que perduren el tiempo.
Eso es importante porque ahora vienen épocas de definiciones y no se sabe qué va a pasar, más allá de que hay elecciones, si el oficialismo va a continuar o no.
Sí, hay elecciones y obviamente la gente decide, pero es importante que se sepan estas cosas porque no todos los partidos políticos estaban de acuerdo en cómo accionaba la municipalidad en cuanto a las usurpaciones. Hubo diferencias y declaraciones disidentes a nuestro accionar, pero entiendo que la mayoría de los pinamarenses estuvieron de acuerdo o por lo menos así lo hicieron sentir y así lo expresaron en las elecciones que hemos tenido desde el 2015 en adelante.
-Entonces esto es un trabajo que no termina…
-Claro, no es como una obra que uno construye un edificio, termina, corta la cinta y concluyó con esa con esa etapa. El tema de las usurpaciones, como así el tema de escrituración y demás, es algo continuo porque lamentablemente siempre hay gente que intenta hacerlo y hay que siempre estar monitoreando, fiscalizando y trabajando sobre sobre esto.
–¿Qué incidencia tiene en eso el déficit de las viviendas?
-Por supuesto, tuvimos 1500 inscriptos el año pasado. A partir de abril y mayo van a estar abiertas las inscripciones, entendemos o percibimos que mucha gente se vino a vivir a Pinamar, por ende, va a haber también un déficit mayor.
Hay familias que han venido con propiedades y que ya tenían y no tienen problema, pero también hay mucha gente que vino a trabajar y que consiguió trabajo con el auge que hubo de la construcción. O sea que no solamente tenían trabajo en verano, sino que también tenían trabajo durante todo el año, y así también crecen las necesidades.
–¿Qué opinas de la decisión del municipio de quitarle la asistencia a no residentes?
-No es que Pinamar cuenta con viviendas para todos o cuenta con una infinidad de recursos y puede hacerlo. Es una decisión que te toma también cuidando los recursos que son propios; hay gente que llegó para la temporada y viene a solicitar si se les da un terreno, una ayuda, una asistencia.
Creemos que no estamos preparados y no corresponde, por eso también las ordenanzas de adjudicación son para gente que tiene muchos años en Pinamar, no para la gente que recién llega.
Sobre la asistencia, disiento con ese tipo de políticas, hay situaciones especiales en las cuales se puede evaluar, pero Pinamar es un municipio que genera trabajo. Pinamar en el medio de la pandemia generó un crecimiento que lo vimos con los datos del último censo. Es uno de los municipios que más creció en el país, donde mucha gente decide venir a vivir y no es que decida venir a vivir a Pinamar porque Pinamar lo va a asistir, le va a regalar y le va a dar lo que necesite, sino porque Pinamar genera oportunidades.
Hoy creo que en Pinamar el que no trabaja es porque no salió a buscar bien, porque hay mucha gente que está necesitando mano de obra de todo tipo para hombres y para mujeres. Por ende, teniendo estas oportunidades, ¿por qué tenemos que estar asistiendo a la gente si la gente puede trabajar y desarrollarse?
Nosotros no podemos salir a asistir a gente por el hecho de que está acostumbrada a que en el lugar donde vivían, que tal vez en otras circunstancias, les daban. Yo creo que acá en Pinamar les ofrece la posibilidad de venir a trabajar dignamente.